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11 de mayo de 2019

¡UN CLAMOR POR MÍ VIDA!







¡UN CLAMOR POR MÍ VIDA!





Ahora estoy viviendo en uno de los países más seguros del planeta, vivo en Inglaterra. La última vez que estuve en Colombia sobre el dos mil diez, estaban tan militarizados que podías observar en la carretera hacía Bogotá apostados un grupo de soldados cada cien metros, y así garantizaban tú seguridad, bajo esa misma lógica, cuando llegué a Londres esperaba ver la misma posible cantidad de policías y militares, pero resultó una experiencia contraria, resulta que solo en estados críticos vez a los policías armados y con todo tipo de protecciones lo que si observas son cientos de miles de cámaras que te vigilan las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, pero en mí trabajo tenemos por lo menos cuarenta cámaras internas (me refiero en los pasillos) y quizás la misma cantidad en los exteriores, por gracia solo mi supervisor y yo tenemos acceso directo a las imágenes grabadas en ella, pues si realmente sí pudieran tener más personas acceso a esas imágenes, solo conmigo tendrían para considerar lo loco que estoy, normalmente y cara a la gente “Yo suelo hablar solo”, pero en realidad dentro de este ejercicio mental que también en algún momento me veo haciendo físicamente, es un proceso en el cual yo me estoy desahogando, liberándome, ya que realmente estoy buscando la Presencia de Dios en todos los lugares que debo de  estar, siendo consciente que el Espíritu Santo habita en mí y que haré todo como para Dios, sirviendo a los demás.

Todos los seres humanos de una u otra manera hacemos este tipo de ejercicio interior para desahogo, religiosidad, liberación, sanidad; los gurús y los de las  creencias orientales consideran la meditación como medio de sanidad (no estoy haciendo apología de este tipo de meditaciones) pero yo definitivamente la realizo para buscar a Dios y su Santa sabiduría. Al hablar con Dios (orar, clamar, interceder) sé que él perfectamente me responde y respalda con sus hechos todo aquello que él mismo me comisiona o me envía a hacer.

Cuando suelo clamar a Dios, me gusta presentarle un precedente bíblico y con este hecho suelo reclamar por así decirlo la bendición dada a otros, me explico: todos los días me presento delante del Altar de Justicia divino, en el me expongo y soy vulnerable delante de Dios y digo que con la autoridad que me fue otorgada estoy con las vidas de Ani, Natalia, Daniela y Juan (Mi esposa y mis tres hijos), que desde la eternidad Dios nos amó y lo selló por el Pacto de Amor que manifestó a través de Jesucristo en la Cruz del Calvario y que yo lo acepto, toda la obra suya allí en la Cruz y su resurrección, admito que cuando él me llamó aunque mi familia aún no estaba, él me amó y sabía que todos ellos llegarían de la misma que amó y se determinó a respaldar a Abram y Saraí, trabajando con ellos hasta transformarlos  en Abraham y Sara, pero que aún  no habían nacido, Dios se resolvió estar con Isaac, Jacob y José, conociendo de antemano inclusive que  ellos no eran los primogénitos.

En el libro del Profeta Samuel, encontramos una de esas cámaras ocultas de las que hablé al inicio, donde enfocaron a una “Ana desesperada”, clamando desde sus entrañas, por una situación que le amargaba totalmente la vida y por lo tanto estaba muy atada, su esterilidad. Este hecho provocó una burla y despreció constante por la concubina de su marido, pero aún con todo esto Elcana amaba y respaldaba a Ana, aunque no había teñido descendencia por parte de ella. En cierta ocasión después del tiempo de la  comida, ella no soportó más el Bullying y con lágrimas  desde el Alma, se acercó al Altar a clamar a Dios, pero fue tal su desesperación y angustia que el Sacerdote Elí, lleno de religiosidad y critica le reprendió diciendo que tuviera vergüenza de estar borracha en el templo y orando a Dios, pero esto estaba totalmente fuera de la realidad,  ella estaba exponiendo toda su vida delante de Dios, diciéndole un clamor por vida:

“Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.”
1 Samuel 1:12-18 RVR1960

Gracias a ese  clamor por su vida, Ana dio a luz al Profeta Samuel. Él fue el último de los jueces de Israel, restauró el sacerdocio genuino en el templo de  Dios, permitió la prosperidad del pueblo de Israel, durante su dirección  no hubo guerras, preparó al pueblo aun sabiendo que estaban cometiendo un terrible error a la transición del gobierno de los Jueces al gobierno monárquico,  ungió a Saul, pero también le advirtió de los errores que le llevaron a que Dios le retirara el reino, nombró a David y le ungió por Rey de Israel y le instruyó como Sacerdote del Dios altísimo.

¿Te imaginas la vida sin las enseñanzas dadas por Samuel en sus dos libros?
¿Alcanzas a proporcionar lo dimensional  de la situación de no tener hoy los Salmos y todos los hechos y narraciones del Rey David?
¿Qué hubiera pasado si Ana no clamará de la manera que lo hizo?


El clamor es pues un grito de desesperación, en medio de un camino sin salida, posiblemente a través después de un intenso dolor, es por eso que cuando clamo lo hago desde el alma de tal manera que todo mí ser se estremece y provoco en Dios que él observe la sinceridad de mí corazón.

El problema una vez más es la religiosidad enquistada en nosotros que volvemos las oraciones y los clamores en algo o en un acto monótono, desde luego religioso, pero recordemos lo que declara la Palabra de Dios:

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”
Gálatas 6:7 RVR1960 

Dios rechaza el tipo de oraciones religiosas, monótonas y sin sentido, él no puede ser burlado y él ve nuestro corazón,  uno que realmente sea sincero, arrepentido y vulnerable delante de él, pues recordemos que no importa lo largo o duradera que sea la oración sino lo intensa, sincera y profunda que esta sea.


Por eso recordemos estos dos versículos

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”
Santiago 4:6 RVR1960

“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.”
Salmos 138:6 RVR1960

Dios escucha nuestras oraciones y las responde conforme a sus propósitos en gloria,  más nuestros caprichos él no tiene por que cumplirlos. Jesucristo nos modelo un estilo de vida lleno de oración y clamor delante del Padre, pero en la Biblia tenemos muchos ejemplos.



En esta enseñanza, trataré mostrar que el clamor es aquel grito desesperado desde el alma buscando sinceramente a Dios. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:


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Dios traiga revelación   a tú vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti.



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