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26 de marzo de 2019

SANTO, SANTO, SANTO.






SANTO, SANTO, SANTO















Como he comentado en otros estudios me crié en la religión tradicional, por lo tanto aprendí que santo eran esas imágenes o tallas de madera o yeso, también me enseñaron que un hombre con un vestido y una cruz colgada a su cuello era un santo, es más me educaron para decir aún los muertos por su condición también eran santos. Por eso las tumbas y los cementerios eran santos, pero que las parroquias y templos de la religión tradicional llevan esta condición.

Cuando reconozco a Jesucristo como mí Señor y Salvador, comienza un proceso de limpieza y purificación en mí, inicia una tremenda labor de derribo de murallas estructurales en mi mente (no digo que todavía lo ha terminado, no por él sino por la dureza de mí corazón), pues una de estas murallas fue entender que él es Santo, Santo y Santo.

¿Qué es ser Santo? Según la Real Academia Española es ser perfecto y libre de toda culpa, sagrado e inviolable. Por lo tanto esta condición o definición borra todo aquello que anteriormente yo conocí y aprendí, pues según está, Santo es una condición exclusiva de   Dios, ósea Él es YO SOY.

Existen más de treinta versículos que hablan categóricamente Dios es Santo:

“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.”
Levítico 19:2 RVR1960












“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”
Isaías 57:15 RVR1960








“Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.”
Apocalipsis 4:8 RVR1960

Normalmente los cristianos consideramos y creemos en el creacionismo, por lo tanto podemos llegar a aceptar que cuando Dios sopló su “Aliento” de vida en nosotros, nos transmitió ciertas propiedades de él, por eso y como hemos leído en el anterior versículo de Levíticos, Dios anhela que nosotros seamos Santos porque él es Santo.

El Profeta Isaías a pesar de ser un Sacerdote consagrado a Dios tuvo que experimentar el aprender lo que es ser Santo delante de  Dios, cuando fue llamado después de la muerte del rey y Dios le permitió ver su Gloria y Majestad en el templo:

“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.”
Isaías 6:1, 3, 5-7 RVR1960

Dios va a permitir situaciones en tú vida para que vivas el ser Santo delante de su presencia, en el caso del Profeta Isaías, comienza con la muerte de su mentor, familiar y respaldo terrenal el rey Uzías, pero además el Señor hizo que le cauterizaran la boca, quitándole la culpa y limpiando su pecado. Pues la idolatría que tenía hacía el rey habían hecho que Isaías apoyará toda su confianza en alguien diferente a Dios.

“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.”
Jeremías 1:5, 7, 9 RVR1960

No hay ninguna condición que nos pueda apartar de ser Santos delante de Dios, ni tu edad, ni condición de color o económica, ni tú posición geográfica o social, seas hombre o mujer, nada impide que tú seas Santo.    

Tenemos dos ejemplos en la Biblia que hablan acerca de guardar el sublime respeto por el Santo Dios que está allí presente:

“Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”
Éxodo 3:5 RVR1960




“Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.”
Josué 5:15 RVR1960





Cuando la presencia manifiesta de Dios se hace palpable, él inmediatamente nos reclamará humildad, pues uno de los frutos de ser Santo delante su presencia es la humildad, por eso tienes que despojarte de aquello que  contaminarían tanto tu ser como a Dios. En este caso Dios hizo que Moisés y Josué se quitaran su calzado.

¿Qué tienes que presentar delante de Dios, y que él queme y así vivir el ser Santo? 

¿Qué es todo aquello que no te está permitiendo ser Santo delante De Dios?

¿Reconoces la presencia misma de  Dios y sabes ser humilde delante de él?

Yo no lo he alcanzado aún, pero prosigo a la meta porque sé que soy Santo, ya que aquel quién me llamó es tres veces Santo.

En este estudio  procuro enseñar acerca del atributo exclusivo de Dios ser Santo y como anhela que nosotros también seamos Santos, sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en mí blogs, compártelo y suscríbete:


SANTO, SANTO, SANTO.

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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti.

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