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30 de mayo de 2019

LA ORACIÓN PRODUCE INTIMIDAD




LA ORACIÓN PRODUCE INTIMIDAD.




Existen grandes verdades dentro del sacerdocio que tenemos que reconocer, nos guste o no admitirlo, pero la oración a Dios produce intimidad, ahora bien este no es requerimiento para que  Dios te ame o te bendiga, pero evidentemente para tener una relación con cualquier persona debes de cultivarla, igual que tú cuando quieres enamorarte de alguien, tu esperas que esta persona tome ciertas disposiciones o acciones hacia ti, como que te llame, te hable, te traiga presentes, de la misma manera yo comprendo que así debe de ser mi relación con Dios por eso una vez más hago esta invitación a la oración para producir una intima relación con el Padre Celestial.

Como cuando  Moisés  subió al monte y permaneció tanto tiempo con Dios que él pudo hablar cara a  cara con Dios como quién le  habla  a un amigo    a otro  porque la oración produce intimidad.


“Pero siempre que Moisés entraba a la presencia del SEÑOR para hablar con Él, se quitaba el velo hasta que salía. Siempre que él salía, decía a los israelitas lo que el SEÑOR le había ordenado. Los israelitas veían que la piel del rostro de Moisés resplandecía, y Moisés volvía a ponerse el velo sobre su rostro hasta que entraba a hablar con Dios.”
Éxodo 34:34-35 NBL

También Jesucristo supo cultivar la intimidad con el Padre, con la oración,  tanto así que en el Monte de la Transfiguración la Gloria de la Presencia del Padre se vio a través de Jesucristo.


“Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto. Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él. Mientras estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: «Este es Mi Hijo amado en quien Yo estoy complacido; óiganlo a Él».”
Mateo 17:1-3, 5 NBL

En el día de Pentecostés los discípulos fueron revestidos con el poder del Espíritu Santo porque ellos habían estado juntos orando.

Por eso cuando un hombre ora  por su esposa,  viene a tener intimidad con ella. En la verdadera oración espiritual, la intimidad se desarrolla y es mucho mejor que la unión física. Es la unidad del espíritu. Una mujer que ora por su esposo,  desarrolla una intimidad con él en el espíritu,  que va a hacer que  ella   identifique  sus necesidades y así podrá satisfacerlas.

Más  el fracaso de todo hombre es que a  pesar de  tener intimidad física, no tienen  una intimidad espiritual, pues esta es la que realmente  produce una verdadera unidad.

La relaciones sexuales y la unión  espiritual son dos cosas diferentes. Si usted quiere ser realmente uno con su esposa entonces ore en favor  con ella.

Nuestro verdadero ministerio consiste también en orar no solo en predicar.

Quiero aprovechar y tomarme unos minutos para hablar con mucho respeto y amor  acerca de las mujeres. Porque hay algunas que tratan de jugar  a ser   Dios,  ellas procuran crear sus esposos a su propia imagen, según creen lo que deberían de ser y no permiten que Dios quién cree al hombre a su propia imagen.

Ninguna mujer puede traer a un hombre a Dios,  esa es una tarea exclusiva del Espíritu Santo. Cuántas veces hemos escuchado decir:  yo creí que él solo necesitaba del amor de una buena mujer.  Cuántas veces  vemos el testimonio de una mujer que pensó  que porque se casaba y con ello él podía  cambiar. Por eso no  debemos  jugar a ser Dios.


Las funciones principales de la mujer como sacerdote podrían ser:
1- Asegurarse de que ha perdonado su esposo todos sus pecados. El perdón abre, la falta de perdón cierra.  El perdón libera, la falta de perdón  ata.
2- Ame a su esposo. “Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos, pues verán que ustedes son honestas y respetuosas.” 1 Pedro 3:1-2 TLA.

Por lo tanto nosotros como hombres tenemos que saber que ministramos a nuestras esposas cuando les ofrecemos seguridad, ella necesita saber que es única. Pues la mayor responsabilidad como sacerdotes recaerá sobre nuestros hombros, recordemos el ejemplo bíblico de Adán y Eva, muy probablemente por un descuido en el sacerdocio por parte de él, hizo que Eva tuviera que vivir una situación que el adversario supo aprovechar para así hacer caer a toda la humanidad.

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
Génesis 3:1-2, 6 RVR1960

Por eso el principal rol que tenemos como sacerdotes en nuestros hogares es la intersección y oración por nuestra familia, por nuestra esposa y por cada uno de nuestros hijos.

Personalmente y sin que mi familia se entere, suelo despertarme en la madrugada para interceder por cada uno de ellos, voy a la cocina, tomo el aceite de Oliva, me unto primero yo la frente y clamo a Dios, posteriormente repaso cada uno de los dinteles y puertas de la casa, reclamando esa protección de parte de Dios, por último me dirijo a las camas de cada uno de ellos y con suma suavidad les unto con aceite la frente procurando no despertarlos y clamando por sus vidas. A la mañana siguiente casi todos me saludan con un simple: ¿Anoche estuviste orando, no?

Definitivamente cada cual tiene su propia responsabilidad dentro de la familia, del hogar, por lo tanto dentro del sacerdocio que nos dio Dios por mandato divino, al hacernos sus representantes:


“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
2 Corintios 5:20 RVR1960


¿Estás tendiendo un estilo de vida de oración?
¿Estás siendo del sacerdocio familiar una columna principal en la cual te apoyas?
¿Cuáles son los falsos altares que tienes por derribar en ti?


En esta enseñanza hablaré de la hombría como un estado sacerdotal en desuso que tenemos que recuperar tanto los hombres como las mujeres sabiendo que la oración produce la intimidad necesaria con Dios y con nuestra pareja. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:


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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.

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