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4 de agosto de 2019

NO SE NEGOCIAN LOS TÉRMINOS DE DIOS II

NO SE NEGOCIAN LOS TÉRMINOS DE DIOS II



Solo puedo sacrificar lo que él me da.



En el día anterior quedamos en las siguientes reflexiones y continuamos con el tema:

¿Esté es el tipo de trato o relación que tenemos  con Dios?
¿Cuándo fue la ultima vez que hicimos una cena donde la gloriosa presencia de Dios se manifestó y comió junto con nosotros?
¿Acaso no hay mayor milagro que Dios mismo se llegue a materializar y estar en nuestra casa consumiendo unos alimentos que podamos ofrecerle, sin mencionar las excelencias  que nuestro padre Abraham le brindó?

Por eso,  deseo advertir de la mala utilización de la teología de los milagros, no estoy diciendo que estos sean malos, lo que digo es, sí solo enseñamos que Dios puede hacer milagros, prodigios, señales y maravillas, estamos enseñando a “utilizar a Dios”, como una mujer utiliza una compresa en sus días naturales, o como cuando los niños necesitan usar por su tiempo natural pañales desechables, los cuales una vez se han usado, simplemente se tiran para volver a gastar unos nuevos cuando sean necesario, quizás por eso vemos que la gente entrar y salir de las congregaciones como se sale de una tienda de ropa, vemos a la gente buscar a Dios solo cuando tiene un problema.

Lamentablemente, clamar a Dios en medio de la adversidad, nos  enseña y muestra cuál es el propósito de esta situación. Aquellos que tenemos una “relación plena con el Padre”, reconocemos cuando él llegó, cuando  se tiene que matar un becerro para ofrendarlo, sabemos  cuándo sentarnos a la mesa a comer con él. Debemos de  volver a lo que Jesús nos enseñó   “buscar el corazón del Padre”. Busquemos la presencia del Altísimo, y estar completamente “llenos de Su presencia”. Clamemos al Espíritu Santo para que traiga a nuestras vidas “arrepentimiento”, así poder ver realmente lo que somos sin la presencia y poder de Dios, sin Su gracia divina y Su perdón:

“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”
Romanos 3:23 RVR1960




Si estamos destituidos de la gloria de Dios, lo único que nos merecemos es el infierno, como le espera al adversario:


“Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.”
Isaías 14:11 RVR1960

Así que, dejando nuestra soberbia, reconozcamos que seriamos si Cristo no nos hubiera redimido y donde estaríamos hoy sin su amor.

Quiero poner mi ejemplo, pues es lo que me merezco, pero Su amor y gracia me ha cubierto una vez más:

Lo que toda mi niñez y juventud lo que aprendí, fue ser una persona depresiva y a utilizar la lastima para obtener amor y seguridad, evadirme de las responsabilidades a través de:  el alcoholismo, el tabaquismo, la inmoralidad sexual, ser un ludópata y un trabajador compulsivo, estás eran las herramientas utilizadas  para evitar estar en casa. Por lo tanto, es lo que se espera que se desarrolle en mí, para que se aplique en mi vida, destrozando quizás a otros, mis hijos, pero que Dios en su inmensa Gracia, me protegió y no permitió que cayera en estos vicios y los que alcance a rozar o tontear, me liberó y permitió que viviera un poco de la vida que realmente tiene preparada para mí. Por eso,  una vez más,  solo me merezco estar destituido de su gloria merezco el infierno. Pero sí no fuera por Jesucristo, se enterarían tal cual soy, perdido y en un foso sin fondo.

Entonces, ¿quién eres realmente si no estuvieras en  Jesucristo? 

Pero la historia inicial debe de continuar. Dios no es un improvisador. Dios no juega a los dados con nosotros. Él tiene todo planeado, solo quiere que nuestra determinación por buscar su corazón, nos acerque a vivir en su plenitud, de gloria en gloria.

“Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”
Génesis 15:13-21 RVR1960


Antes de este relato  bíblico, vemos a Dios haciendo una promesa de prosperidad a Abram, él sabía que este era un hombre rico en su época pero, sin hijos que continuarán  con el legado que Dios le había dado. Dios conocía lo que más anhelaba, un hijo. Dios le habla directamente, diciendo:    “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.”

Por lo que Abram respondió: “Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.”

Pero Dios con broche de oro cierra este micro dialogo con: “Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino”

Dios sabe lo que demanda de ti. Dios tiene cuidado de pedirte lo que sabe que tú puedes darle. Dios nunca reclamara de ti, aquello que no puedas sacrificar, porque para Dios es tan importante todo aquello que tú le das, que él personalmente lo tomará en sus poderosas manos de amor y en sus tiernas manos de justicia, luego las partirá para que en el momento oportuno, sean consumidas por su Santa presencia, así él mismo lo consumirá, demostrando que el hombre no puede hacer nada, nada, nada absolutamente nada, por si mismo, sino que su dependencia es total a presencia y santidad de Dios: “Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.”

Texto parafraseado de Génesis 15, 1-11.

¿Es Dios mismo quién te da el sacrificio?
¿Anhelas tanto Su presencia?
¿Vives a Dios todo poderoso en ti?


Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.



En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:



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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti

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