5 de mayo de 2019

¡LA IGLESIA, DIOS CON GENTE REAL!






¡LA IGLESIA, DIOS EN GENTE REAL!







Conozco a Jesucristo como mí Señor y Salvador desde aproximadamente los trece años, he podido compartir y liderar diferentes congregaciones, con diferentes estilos doctrinales, pero todas ellas con el amplio deseo de agradar a Dios y buscarle sinceramente.

Me he congregado con Presbiterianos, Bautistas y con Pentecostales, aprendiendo mucho en ellas y aportando todo lo que me permitieron y lo que pude.

Recuerdo la ocasión que por primera vez asistí al Centro Cristiano Esperanza; nosotros vivíamos en un pueblo llamado Pedreguer, asistíamos a la Iglesia Bautista de Denia, y por aquel entonces,  mi hija mayor comenzó a practicar patinaje artístico  en la Ciudad de Gandía, en aquella población desde hace un par de años atrás los pastores Daniel y Ruth Barabaschi, tomaron la iglesia de allí, entonces decidimos comenzar a  asistir a la congregación que ellos dirigían, solamente lo estábamos los martes y jueves, como al mes siguiente comenzamos a congregarnos también los Domingos. Después de un viaje a Colombia, comprendí la necesidad de trasladarme a Gandía, así que después de una breve charla primero con Ani y luego con Daniel, nos vimos haciendo mudanza y comenzando una nueva vida allí. Cuando menos lo esperamos ya estamos formando parte del grupo de líderes y sirviendo en todos los ministerios que pudimos; me encontré con una nueva familia, estábamos con personas que podíamos compartir y tener muchas cosas en común.

¿Qué fue lo que me hizo vivir esa familia?

“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Gálatas 3:26-29 RVR1960

El Bautismos es aquel acto publico que me permite por así decirlo, pertenecer a la familia en Dios, pues él actúa en gente real, como lo somos tú y yo. Es por eso que Jesucristo enseñó:

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
S.Juan 3:5 RVR1960

El acto del bautismo es una demostración publica de la aceptación de Jesucristo para gobernar nuestras vidas, donde sumergirnos el cuerpo para nacer de nuevo, diciendo  a las personas testigos de este hecho y al mundo espiritual que morimos a nosotros mismo y resucitamos en Cristo, con este acto adquirimos los derechos y deberes de familia.

Pero, ¿Qué pasa si no quiero bautizarme? ¿A caso mi salvación depende de un bautismo? Absolutamente nada, pues si no te bautizas nadie debería de juzgarte, y tú salvación es por la aceptación de Jesucristo y la fe en la justificación que él nos proporciona. Por un momento pensemos en aquel ladrón que estuvo al lado de Jesús en la crucifixión, ¿A caso tuvo la oportunidad de ser bautizado? Pero que le dijo Jesús:

“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
S. Lucas 23:43 RVR1960


Entonces, hablamos  de términos espirituales, pues decimos que en el bautismo estamos muriendo a nosotros mismos, a la rebeldía, al orgullo, mejor dicho a todo aquello que aún vive en nuestro hombre interior y que nos ha llevado a vivir y tomar decisiones equivocadas.

Antiguamente después, en el tiempo de la persecución de Nerón, los cristianos comenzaron a tener reuniones en sus casas, de manera clandestina, pero aquellas que se convertían al cristianismo y estaban dispuestos a bautizarse, debían ir a unas cuevas ocultas donde estaban unos testigos con unas antorchas para iluminar, este debía de meter sus pies en un hueco con agua, después él mismo se sumergía totalmente.

Cuando yo me bauticé lo hice por aspersión, sin entender que realmente debía de sumergirme literalmente, por eso siguiendo la sugerencia del Pastor, ahora hice un bautismo como correspondía, sumergiendo mi cuerpo en agua,  “fría” (se olvidaron calentarla…jajaja), pero estaba bautizado.

Esto me unió más a la congregación y me acercó más mi nueva familia, pues la iglesia es la familia de  Dios, con hermanos reales (unos más que otros, sinceramente)* con problemas y dificultades, con caracteres difíciles y otros más dóciles. (*logramos tener más relación con unos cuantos).

¿Podremos nosotros vivir cómo la iglesia primitiva de los Hechos? Recordemos lo escrito en el capítulo dos:

“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Hechos 2:41 RVR1960


La iglesia de  Dios, con gente real no es un club social donde alguien me enseña como debo de vivir y yo pago cuando quiero, es una familia.

La iglesia de  Dios con gente real no es donde yo colaboro y soy un voluntario, es la familia que representa a Dios por eso me integro y me responsabilizo en cada actividad evangelista con todos los recursos disponibles para sembrar.

La iglesia de  Dios con gente real,  es aquella por la cual yo debo de orar, trabajar en ella y por ella, y hacer todo lo que Dios me permita hacer y servir en ella, pues por medio de Jesucristo se le dio nacimiento a ella en el momento de su muerte y debemos de honrarla, ya que fue creada dentro de los propósitos divinos.

En esta enseñanza, deseo enseñar acerca de la Iglesia compuesta con gente real, pero que el bautismo nos acerca a la familia de Dios. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:


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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti









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