8 de mayo de 2019

¡LA IGLESIA, DONDE APRENDÍ A SERVIR!






¡LA IGLESIA, DONDE APRENDÍ A SERVIR!






Cuando estuve en el jardín de infancia, la vida la pude observar, evidentemente de manera infantil, aprendí por medio de los juegos a socializar, a respetar, a trabajar en equipo, la sicomotricidad fina, etc, vivir era todo un juego y diversión. Pero fui creciendo y ahora me observo y estoy en la escuela, los deberes son otros, los compañeros también, en el patio me toca incluso compartir con los de secundaria y la vida se va poniendo más ruda, poco a poco y conforme van pasando los años, comienzas a tener exámenes que aprobarán lo aprendido y te permitirán subir de grado. Sobre los once años, pasé a la secundaria, pero allí me encontré con la realidad de la vida, me reventaron la nariz en varias ocasiones, lo mismo que la boca, me lincharon a patadas por fallar un penalti, me sacaron una navaja en un par de ocasiones por mis comentarios diferentes a los demás…recuerdo que el primer año de secundaria fue tan duro e incomprensible para mí que en la reunión final, donde te dicen si aprobaste o no, fui tan inocente que hice este comentario: “El próximo año solo tengo que revalidar seis materias”; no había comprendido que suspendí el año. Pero también aprendí varias cosas en diferentes ambientes, como dar mi testimonio  en las clases de Religión y de Filosofía. Por lo que comencé a entender que era mejor dar que recibir. El último paso el de la Universidad, la verdad en muchos casos me desbordó, como cuando renuncié a estudiar Derecho, todo el tema de los exámenes es muy duro realmente y más si quieres dar lo mejor de ti pero suspendes con un uno, en fin, todo esto me ayudado para entender que conforme vamos creciendo más nos van a   exigir y por lo tanto tenemos que dar más de nosotros.

Cuando comencé a congregarme, en medio de mí juventud poco me pedían y poco dí, es como yo digo somos cristianos “daaaaa” dame, dame y por último dame.  Pero pasados los años ya estaba sirviendo en diferentes ministerios como el de alabanza, niñez, pastoreando grupo de hombres y jóvenes, pues eso es lo que esperarán que hagamos, pues nuestro Maestro Jesucristo nos moldeó que así debe de ser:

“Recuerden que yo, el Hijo del hombre, no vine para que me sirvan, sino para servir y dar mi vida en rescate de muchos.”
Mateo 20:28 NBV

Esta cualidad que nos enseñó Jesucristo es quizás uno de los requerimientos más difíciles de entender y de seguir, cuando tienes que presentar  el Evangelio a una persona con un gran intelecto, esto es algo casi inexplicable, pues tratar de comprender el Reino de Dios bajo los estamentos humanos es locura para ellos. Pero dentro de la ausencia de compromiso real de los integrantes de una congregación están aquellos que consideran que el servir es: “evitar el trabajo del pastor o de los líderes”,  pero tengamos presentes esta enseñanza de Cristo:

“La fiesta de la Pascua se acercaba. Jesús sabía que había llegado la hora de dejar este mundo para reunirse con el Padre. Él había amado a los suyos que estaban en el mundo, y los amó hasta el fin. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas, y que él había venido de Dios y a Dios iba a regresar, así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla.”
Juan 13:1, 3-5 NBV


Deja te cuento par de datos curiosos, en los tiempos de Jesucristo el calzado era posiblemente unas sandalias abiertas, estás protegían principalmente  por debajo, pero la parte superior estaba normalmente expuesta, además  no existían los canales de aguas negras, sino que tú veías los desechos humanos recorrer las calles, en algunas ocasiones no podías evitar estás aguas, añadido a todo esto,  las calles estaban sin pavimentar, eran polvorientas y sucias por todos los desechos de los animales tales como vacas, bueyes, camellos, ovejas, etc; para aquellos que hemos estado en granjas entendemos  el tamaño de las muestras orgánicas  de estos animales y que muy posiblemente los Apóstoles llevarían salpicaduras de estos  excrementos y contando que fue una cena, entonces ellos estarían con el sudor de todo el día, por eso Jesucristo sin pensarlo dos veces, sabiendo que ya no estaría más con ellos, decidió dar una de las enseñanzas acerca de la humildad y como servir, y no tenía mejor ejemplo que lavarles los píes a cada uno de los Apóstoles, incluyendo a su amigo Judas Iscariote quién lo había ya vendido por unas monedas de plata, pero para Pedro quién lo va a negar siente tanta vergüenza que el Maestro esté haciendo esto que le dice: “A mí no me lavarás los píes”, y Jesucristo conociendo el corazón de él le responde: “Vale, pero no entenderás lo que significa servir en el Reino de Dios”. 

Esta misma escena nos sucede a nosotros hoy, tenemos que servir en medio de la Iglesia, Dios en su infinita sabiduría nos puso en ella y allí tenemos que dar lo mejor de nosotros, para ser de ejemplo a todos y a las naciones de servir sin esperar nada a cambio, simplemente por agradar a Dios y hacer caso a aquello que nos instruyó Jesucristo.

¿Tus deseos están en el lugar correcto?
¿Consideras que ya has dado lo suficiente?

Era profeta Nehemías un deportado en los tiempos de los Reyes, sirviendo cómodamente a la corte del Rey Artajerjes. Nehemías en medio de una visita familiar de un hermano suyo, le comento como estaban de destruidas las murallas de la ciudad. De inmediato se puso manos a la obra y en medio de buscar a Dios con sinceridad de alma, recibió la estrategia a seguir y así obtuvo el permiso, el dinero y respaldo del Rey para ir a tan grandiosa labor. En medio de la reconstrucción surgieron enemigos envidiosos por eso el profeta tuvo que dar instrucciones directas:

“Los albañiles y los demás obreros trabajaban con las armas al alcance de la mano. Cada uno de los constructores llevaba una espada al cinto. El que tocaba la trompeta permanecía junto a mí, a fin de hacer llegar la voz de alarma.”
Nehemías 4:17-18 NBV


Entonces, ¿Cuál es el problema de servir?

Igual que un ser humano que es infiel en su matrimonio a causa de la “Insatisfacción”, posiblemente ocurrirá lo mismo con aquellos cristianos insatisfechos en las congregaciones, pero ¿A caso es culpa de las Iglesias? Absolutamente no, este triste sentimiento solo puede ser suplido por Cristo, pero las personas no están dispuestas a entregar este sentimiento a Dios, él que es un caballero, poco podrá hacer para remediarlo. Pues Jesucristo declaró:

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
S. Mateo 6:33 RVR1960

Estamos insatisfechos por no buscar sinceramente el Reino de Dios, por no conocer realmente el Reino de los Cielos, pues Dios es todo lo que necesitamos:





“Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.”
2 Pedro 1:3 NVI
   

La iglesia es el centro espiritual donde Dios te coloco para que aprendas a servir, tal como Jesucristo nos enseño, prepárate y disponte a hacerlo, ten una actitud adecuada y descubre lo satisfactoria que es poder servir en tu iglesia, donde aprendes a servir.

En esta enseñanza, deseo enseñar acerca de la Iglesia el lugar idóneo para tu aprendizaje que te llevará a subir de nivel sirviendo a tus hermanos y a la sociedad. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:


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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti

  








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