2 de noviembre de 2019

¡MI NOMBRE ESTÁ, CONFIRMADO!

¡MI NOMBRE ESTÁ, CONFIRMADO!




No lo puse yo, tiene un propósito divino.






Un gran nombre, para un gran hombre. Esta también pudo haber sido la frase conmemorativa con la cual suelo comenzar cada uno de los estudios.

  En Dios, lo tenemos todo, porque él está en control de nuestras vidas, aún antes de nuestro nacimiento. Estoy convencido de que la familia en la que nací, fue la idónea para formar el carácter que tengo. No logro considerar, en ningún momento qué fue casualidad que mis papás me llamaran: “Alfonso Antonio” es decir, “varón valiente y esforzado, que se enfrenta a sus adversarios”. Mi nombre me ha otorgado, mucha serenidad, sobre todo, cuando tengo dudas, miedo y trata de invadirme (gobernar sobre  mí) las inseguridades.

El Apóstol Pedro, fue un hombre con un carácter volátil, un hombre nervioso y dominado por sus impulsos. Pero también, era un hombre que tenía y entendía de la autoridad y decisión. 

¿Qué fue lo que vio Jesucristo en Pedro, para que le dijese “sígueme”? ¿Qué puede ver hoy Jesucristo en ti para que te diga: “sígueme”?

“Jesús le dijo: —¡Bendito seas, Pedro hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo enseñó mi Padre que está en el cielo. Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir “piedra”. Sobre esta piedra construiré mi iglesia, y la muerte no podrá destruirla.”
Mateo 16:17-18 TLA


No deja de sorprenderme cada una de las acciones de Jesucristo con cada uno de sus discípulos, para enseñarles y dejarnos estás, por escritas con lo que se debe hacer y como actúa también él,  con cada uno de nosotros. A Simón le cambió el nombre por Pedro, es decir, Simón = el que escucha a Dios, por Pedro = la piedra. Jesucristo le estaba afirmando en su don, además confirmando en su carácter, una persona firme, estable, e inamovible. ¿Comprendes por qué él  fue pedido a prueba por el adversario? Ese carácter confirmado por Cristo sobre la vida de Pedro, habría de ser pasado por una gran prueba, la cual superó y por eso, él dio cumplimento a lo anteriormente profetizado por Jesucristo.







En la antigüedad, cuando los gobiernos y reinos  conquistaban a  otro, trasladaban a sus líderes y príncipes, para otros reinos o como asesores del rey conquistador. Una vez llegados a la nueva corte, sus nombres eran sustituidos por otros, para minar su confianza y doblegarlos delante del nuevo monarca. La vida del profeta Daniel nos deja un fiel reflejo de esto: 

“Entre los que fueron llevados al palacio del rey estaban cuatro jóvenes de la tribu de Judá. Se llamaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, pero el jefe de los sirvientes del palacio les cambió el nombre. A Daniel le puso Beltsasar, a Ananías le puso Sadrac, a Misael le puso Mesac, y a Azarías le puso Abed-nego.”
Daniel 1:6-7 TLA

Actualmente esto sigue sucediendo, por medio del Bullying, cuando en vez de tratarnos por nuestro propio nombre, nos colocan apodos o chapas, conforme al corazón de un ser infeliz e inseguro, deseoso de sobresalir destruyendo la vida de supuestamente otra persona “débil”.

Pero en Dios, estamos confiados y seguros, tenemos promesa divina y Dios no es hombre para mentir. Es más, en el tiempo venidero, nuestros nombres serán mudados:

“Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios les dice a las iglesias. A los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré a comer del maná escondido y les entregaré una piedra blanca. Sobre esa piedra está escrito un nuevo nombre, que nadie conoce. Solamente lo conocerán los que reciban la piedra”
Apocalipsis 2:17 TLA


¡No te parece extraordinariamente maravilloso, Jesucristo está hablando con el Apóstol Juan qué, quién supere las pruebas y dificultades, confiando en él, les cambiará el nombre de manera exclusiva, tanto así, que en el tiempo venidero, solo tú, sabrás cual será ese nuevo nombre, grabado en piedra, de manera indestructible y eterno!

Por eso, te invito una vez más, sal de tú zona de confort y ve a buscar a todos a aquellos que no tienen aún a Cristo como su Señor y Salvador, para que les demuestres el poder maravilloso de Su redención, hecho ya cumplido en la Cruz del Calvario, para todos los seres humanos. Sirve, enseña, demuestra, trabaja por la extensión del reino de nuestro Dios y su justicia, sobre toda la humanidad.


A propósito, bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana  que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.

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En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti

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