LEVÁNTATE
Todas las maravillas hechas por Dios, siempre
nos sorprenderán.
AL momento de ocurrir un milagro, tal como una
sanidad extraordinaria, lo natural es sorprendernos. Recordemos una de las definiciones
de milagro: interrupción sobrenatural de Dios en la vida natural del ser
humano. Cuando vamos a trabajar, esperamos que al finalizar la jornada nos paguen
todo lo que hemos hecho. Cuando tomamos un avión, esperamos que este llegue a
su destino. De la misma manera, tenemos que ver el milagro y tenemos que sorprendernos
al orar a Dios y verificar que él es un Dios amoroso que solo está pendiente de
nosotros y contesta nuestras oraciones conforme a su voluntad.
“Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es:
Niña, a ti te digo, levántate”
Marcos 5. 41 RV60
Durante la semana, hemos tratado el milagro de la
resurrección de la hija de Jairo, también hemos aprendido la necesidad de rodearnos
de personas y palabras que potencialicen nuestra vida, desde luego, los
milagros hechos de Dios por medio de Jesucristo, en su vida ministerial terrenal.
Ahora, nos toca a nosotros tomar la posta y continuar la carrera. Observemos que
hay muerto alrededor nuestro que aún no ha cumplido con el propósito divino y
seamos atrevidos y digamos en el nombre de Jesucristo: ¡levántate! por ejemplo,
nuestro matrimonio, hogar, familia, estudios, ministerios, negocios, relaciones
familiares, etc.
“Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía
doce años. Y se espantaron grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie lo
supiese, y dijo que se le diese de comer”
Marcos 5. 42-43 RV60
Hace algún tiempo escribí: no permitamos que los
hechos extraordinario se vuelvan ordinarios. Como seres humanos, nos acostumbramos
a los milagros, tanto así que, se nos olvidan reconocerlos, por ejemplo: la
vida, la naturaleza, el buen estado de salud, el correcto funcionamiento de
todos nuestros órganos, el trabajo, el estudio, el poder congregarnos, etc. nuestra
existencia en si misma es un milagro. Cristo al levantar a esta niña de los
muertos, le indicó que comiera, una acción de aprender a disfrutar por todo lo
que se tenía. Como hijos de Dios, tenemos que aprender a disfrutar de cada
bendición recibida como un acto de fe y confianza en Dios, porque él es el
hacedor de milagros y nuestro Padre Celestial. No permitamos que el adversario
nos siga robando y digamos en voz muy alta ante todo aquello que lo requiere: ¡Levántate!
Dios te bendiga.
LEVÁNTATE
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