29 de octubre de 2019

¡VIVIENDO LA RESTAURACIÓN!

¡VIVIENDO LA RESTAURACIÓN!




Levantar al caído, es levantarme a mí  mismo.









En muchas ocasiones, haremos buenas obras, llenas de pasión y sin saber, estaremos restaurando una vida, una familia, por último a toda una sociedad. 

Desearía dar un testimonio concreto, pero solo puedo decir que es una presunción. Durante un tiempo, junto con unos hermanos de Liverpool, salíamos a repartir sandwich y refrescos a las personas en condición de calle, en Inglés Homelees. Y nos marcó mucho, una joven desesperada la cual recibió la comida, la fraternidad y las oraciones que nosotros hicimos a favor de ella, clamando al Padre Celestial, para que esta mujer, pudiera restaurarse y recuperar su confianza, tuviera paz para volver los ojos a Jesucristo y salir de esa situación de drogadicción que la tenía deambulando por las calles de la ciudad. Pero, nunca más la volvíamos a ver. Recuerdo que contacté con la ONG “Fundación Remar” de Inglaterra y ellos estaban dispuestos a ayudar. Fuimos 3 semanas seguidas a buscarla, por los lugares que ella frecuentaba, pero insisto, nunca más volvimos a ver.

Quizás tú dirás, ella se fue a pedir a otra ciudad; si ¿por qué no?
Podrás pensar: ella murió, ¡estaba tan intoxicada!; realmente espero que no sea así. Pero yo, deseo y prefiero pensar: “esa oración de fe que tuvimos en ella, le permitió ser restaurada y le devolvió la dignidad de ser llamada: hija de nuestro Dios, para Su gloria”. 
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.”
Gálatas 6:1-3 RVR1960

La falta de empatía y simpatía hacía el ser humano, es lo que nos aleja de servir a los demás adecuadamente. Levantar al caído, debe ser una constante en nuestro estilo de vida. Anteponiendo el amor, y no el juicio. Al fin y al cabo, Jesucristo vino a: 

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”
S. Lucas 4:18-19 RVR1960






Ayer, en la noche, tuve una agradable charla con un amigo en Holanda, hablábamos de la demostración tan tangible de Jesucristo hacía las personas perdidas, siempre la acción y respuesta por parte de él, fue dar sanidad, restauración y devolver la dignidad humana con un simple: “ni yo mismo te condeno, vete y no peques más”…¡ahhh! Nosotros, como iglesia no estamos preparados para recibir a las almas heridas de la humanidad que piden a gritos “ayudadme”. Conforme vemos cruzar las puertas de la congregación a una mujer que ejerce la prostitución, a través de ser una mujer de compañía (pre-pago) ¡inmediatamente la tachamos! Mientras el pastor ve a escondidas pornografía online. ¿Acaso existe alguna diferencia entre estos 2 pecados?. Ni hablar de las personas que han decidido llevar una vida contraria a su naturaleza, por medio de la homosexualidad; ni siquiera se pueden acercar a la iglesia, porque “supuestamente son hijos del adversario”, pero por favor: ¿cómo van a reconocer y conocer el amor de Cristo, si les tiramos la puerta de la Iglesia en sus narices? ¿Acaso no alcanzamos a ver que somos nosotros los que les danos más alas con nuestras acciones para que  se alejen de Cristo? Mientras tanto, los jóvenes que dirigen la alabanza, la noche anterior sin ninguna consideración han engañado a sus principios, teniendo relaciones sexuales con sus novias o novios, manchando la santidad que deberían de cultivar y tener. ¿Acaso hay alguna diferencia en tener relaciones sexuales fuera del matrimonio y ser homosexual? ¡No! Ambos son pecados (errores de índole sexual).

Saben, daré una vez más mi opinión, Jesucristo hoy diría a este grupo de 4 personas (prostituta - pastor adultero - homosexual - líderes con lascivias e inmoralidad): “vete y no peques más”. Jesucristo restauraría sus vidas. Jesucristo los amaría. Jesucristo les recordaría que ya fueron justificados en la Cruz del Calvario, a través de Su sangre derramada. Solo esperaría su arrepentimiento por el amor que nosotros les demostremos.

Viviendo es un gerundio, que si no me equivoco (puede ser que si), evoca a una acción continua, mientras se es o se está. Jesucristo vivió en un gerundio constante. Nosotros, como seguidores suyos, debemos de vivir también en un gerundio constante.      

A propósito, bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana  que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.

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En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti


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