28 de octubre de 2019

¡VIVIENDO LA HONRA!

 ¡VIVIENDO LA HONRA!




Dar el justo pago, hace parte de la honra.







Crecí en el seno de una hermosa familia tradicional, y a su manera, Bernardo y Fanny, hicieron lo mejor que ellos pudieron. Resolvieron sus dificultades económicas de acuerdo a sus propias estrategias. Ellos consideraban que el mejor legado que podían heredarme, era la educación. Su enorme y mejor recurso, hacer que conociera a Dios y él fuera la base fundamental de mi vida, tanto como lo es para ellos. Se esforzaron en enseñarme modales, incluso etiquetas o protocolos delante de familiares y amigos, en la mesa o antes de ir a la cama. No digo que lo hicieran perfectamente. No digo que no hubiera cosas por entrar a corregir. Simplemente digo, lo hicieron muy bien, a pesar de sus propias circunstancias, pues ellos también heredaron esas costumbres de mis abuelos. Por lo tanto, supongo que mis abuelos las recibieron de sus papás. Mis bisabuelos, lo habrán tomado de sus papás…y así un largo etc.

Conocí a Cristo, con unos 13 años, pero entender realmente lo que era tener una relación intima y personal con Jesucristo, no fue hasta los 31 aproximadamente. Lo hice porque hubo un ser humano, un pastor que movido a misericordia por parte de nuestro Dios, decidió invertir su tiempo y esfuerzo en mí, Daniel Barabaschi. Este buen hombre de Dios, muchas veces me dio bofetadas espirituales y emocionales, pero me ayudó con mi carácter débil y melodramático. En muchas ocasiones, me secó las lagrimas y los mocos, después de tener que soportar muchas pataletas de niño malcriado por parte mía, me ayudó a terminar de madurar. Con voz enérgica y con mucha autoridad, Daniel me confrontó para que supiera el valor que significaba el matrimonio y desde luego el valor que es tener a Ani del Río a mi lado. Daniel me acercó al ministerio, me confrontó, me enseñó, me ministró, me instruyó, es más, que hoy este escribiendo y transmitiendo este devocional, es por las horas de esfuerzo, dedicación, oración y luchas que él enfrentó por mí y sé que lo sigue haciendo.

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.”
Romanos 13:7 RVR1960

El Apóstol Pablo, tenía este mensaje muy claro, cuando se lo escribió a la Iglesia de Roma. Él fue una persona que supo dar honra a sus superiores, tanto como supo recibir humildemente la honra que le daban. Cuando sabes leer sus cartas, encontrarás muchos pasajes que dicen: “saluda a los hermanos XXX que en su casa nos atendieron”. “Salúdame a XXX mis compañeros de prisiones”. “Recuerda que XXX y XXX hicieron esto por nosotros cuando…”. No hay nada de malo honrar al ser humano. Honrar no es Idolatría, honrar significa tener por alguien una gran estima, considerarlo a alguien de manera,  “muy apreciado, con un gran valor”.






No puedo anunciar la lista de personas que desearía honrar, siendo consiente que me dejo los miles de testimonio con Ani y con cada uno de mis hijos. Por eso siendo prudente y con el deseo de no herir a quienes debería de honrar, puse como ejemplo de honra escrita la vida de mis papás  (Bernardo y Fanny) y de mis papás espirituales (Daniel y Ruth Barabaschi, desde luego que Ruth siempre ha estado a mi lado para apoyarme y me ha tratado de una manera tan especial como una buena mamá puede llegar a hacer), por eso una vez más confieso públicamente mi amor y respecto por ellos. Recuerdo las horas de dedicación que tuvieron así mí, por lo tanto hacía mí familia. Los bendigo con toda posible bendición física y espiritual, tanto a Bernardo y Fanny, como a Daniel y a Ruth. Deseando que la gracia, misericordia, amor, prosperidad y salud que proviene de lo alto, sea siempre sobre vosotros. Los amo.

Y de esto se trata dar honra, este es el mejor ejemplo y testimonio que puedo enseñar hoy. Pero la honra no solo se trata de palabras, comprometen también las acciones. Como cuando en verano estuvieron mis papás en casa, para ellos desde que pasaron la puerta de mí casa, fue como si ellos entraran en la suya. Así como cuando voy de vacaciones a España y deseo quedar y comer con Daniel y Ruth…(lástima, la última vez fue tan corta mí estancia, lamento no haber podido quedar con ellos). Es darles un presente. Es llamarlos en sus cumpleaños, estar pendientes en su momento de enfermedad o de malestar. Es orar constantemente por ellos. Es abrazarlos…es amarlos. Es ser vulnerable delante de ellos, sin importar demostrar mí debilidad o tratar de encubrir aquello que me afecta. Ya que una buena muestra de humildad y madurez, es dar la honra a aquel quien la merece.

Aprovecha, en este momento ve a dar la honra a quien la merece, tú pareja y tus hijos por ejemplo. A tus papás. Desde luego a tus pastores, mentores o líderes espirituales. Escríbeles, llámales, ve a tomarte un café con ellos. Hazles saber lo importante que son ellos para ti.

A propósito, bajo mi necesidad de servir a las iglesias, me gustaría contactar personalmente contigo y la comunidad cristiana  que a diario leen este devocional, visitarlos, tomarnos un café y trabajar con Ustedes, seguiré enviando este mensaje para obtener respuesta vuestra. Tienen todos mis contactos en la parte inferior de este mismo.

Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.


En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti



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