10 de junio de 2019

EL SACERDOCIO, SOBRE LA ROCA FIRME

EL SACERDOCIO, SOBRE LA ROCA FIRME




El matrimonio es la experiencia más cercana al Paraíso o al infierno.




Hace ya muchos años, le dije a Ani: “Si quiero” y ella también delante de un Notario y un Pastor dijo: “Si quiero”. Les prometo que no hubo armas,  no tuvimos una coacción por ningún lado para certificar nuestro amor, no vivimos un embarazo previo, ni algún tipo de interés económico nos motivó al matrimonio. Pero esto no ha sido un sello de auto protección; hemos tenido que pasar por serias dificultades, desde amorosas hasta evidentemente las económicas, pero muchos años después, celebramos nuestro matrimonio y hemos visto juntos crecer a cada uno de nuestros hijos; siendo ellos mismos testigos tanto de los buenos ejemplos como de los malos ejemplos como cuando hemos tenido nuestras fuertes discusiones (como ya lo he dicho en otros escritos, por mi carácter).

Cuando he tenido la oportunidad de asesorar a parejas a punto de separación, pero que saben que se deben de dar otro chance; esto último  es clave para poder ayudar a la formación de un nuevo matrimonio sobre la Roca, inmediatamente salta la duda acerca si el o ella han sido la elección perfecta para ellos, manifestando un resentimiento oculto por un hecho anteriormente ocurrido, por lo tanto el fundamento de ese matrimonio no es la Roca firme, más bien es cualquier otra cosa, como una ciénaga, pantano, envueltos de dudas y culpabilidad, tratando de escalar el muro de la indiferencia para poder seguir tirando un tiempo más, para ver que va a pasar.

Es por eso que en un matrimonio sin sacerdocio es lo más parecido a vivir en un infierno, contrario a ello, cuando en la pareja ambos cónyuges han comprendido y aceptado el rol sacerdotal que cada cual debe de asumir, se puede decir que están viviendo en el Paraíso.

“Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?”
1 Corintios 7:16 NBL

Durante todo el capítulo 7 el Apóstol Pablo está dando una serie e recomendaciones tanto a los hombres como a las mujeres, de como llevar y sostener el matrimonio, dando consejos también a los solteros y aquellos que por no ser cristianos tienen y desean separarse. Así que esta nota final nos  hace reflejo de otra parte del sacerdocio, y es permitir que con nuestras acciones y decisiones nuestras parejas lleguen a los píes de Cristo y con ello su salvación.

Dios nos dio en el Huerto del Edén la responsabilidad de mantener en buena administración todo aquello que nos otorgó y como es de pensar, el matrimonio que también fue dado allí hace parte de deber delante de él. Por eso así como el pecado entró por la falta de carácter del hombre, descuidando el sacerdocio con Eva y con la templanza con los suelos, comió del fruto prohibido. Lo mismo sucede en algunas relaciones, en las cuales alguno de los 2, por querer vivir sus fantasías presiona y hasta obliga al otro para llevar a vivir esas  experiencias que resultan tan desagradables que superan el umbral violentando los esquemas morales y haciendo una brecha totalmente innecesaria entre ambos, y aquella pareja sacerdotal ahora en vez de estar ministrando la gracia y el amor, se encuentran lidiando en medio de un infierno, pues se han salido de la Roca, han dejado de lo bueno para contemplar lo que uno de ellos considera que se “podría hacer”. Tratando de resumir puedo sugerir actos sexuales no permitidos, callar delante de tu pareja con respecto a la pornografía, consumo de alcohol y drogas,  descubrir inmoralidades sexuales y tener que callarlas por el que dirá sobre todo en caso de pastores y líderes de congregaciones, ser consciente de robos y engaños teniendo que callarlos; en fin, la lista es muy extensa.

Por eso trato de recordar con este escrito que tenemos quedar paso a Jesucristo para que salve todo nuestro ser en forma integral, mejor dicho que él sea El Salvador de la vida total. Entonces el Hijo de Dios que murió en la Cruz del Calvario por ti, entregando todo Su ser, también desea salvar tu matrimonio, emociones, mente, trabajo, educación, hijos, etc.

Tú y yo necesitamos a Jesucristo en todos los aspectos de nuestra vida, en la totalidad de nuestra vida.

Aún recuerdo una fea noche cuando discutí terriblemente con Ani, hace muchos años, fue tan fuerte y desagradable dicho momento que recuerdo empuñar mis manos con tanta ira, mi cara estaba descompuesta totalmente (endemoniado se podría decir) que vi su cara de terror delante de aquel hombre que ella amaba, pero era un completo desconocido para ella. Después de calmarme y comprender la estupidez que acababa de cometer que tuve que hacer alguna especie de oración reclamando algo así: “¡Señor, tienes que hacer algo! No podemos seguir viviendo esto ninguno de los 2, no es justo para con ella, ni con los chicos y desde luego para mí. ¡Necesito cambiar! ¡Señor, tú eres mi Salvador, ¡Ayúdame!”
No voy  a decir que los efectos fueron inmediatos, pero desde luego que a partir de allí, comenzamos a edificar nuestro sacerdocio, nuestro matrimonio sobre la Roca.

Y es que definitivamente ser semejantes a Cristo y llegar a la altura de él, es vivir el sacerdocio y tener la Mente de Cristo activa y manifiesta en cada uno de nosotros.

“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”
Efesios 4:13 NBL

“Porque ¿QUIÉN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LO INSTRUYA? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.”
1 Corintios 2:16 NBL

Por eso déjame preguntarte: ¿Cuándo fue la última vez que le pediste perdón a tu pareja por tus actos? ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron un momento de oración juntos? ¿Cuándo fue la última vez que hicieron un devocional o estudio como pareja?

Derribemos los muros de las defensas que hemos construido para no ser vulnerables, tiremos abajo aquella para de la indiferencia y acerquemos nuestras relaciones sacerdotales y matrimoniales a la Roca eterna y permitamos que Cristo gobierne el todo que ya nos ha sido otorgado.

¿Qué estás esperando para vivir en el Paraíso?
¿Tienes listos el cincel y martillo para derribar los muros qué te rodean?
¿Estás listo para empezar de nuevo con tu matrimonio pero esta vez sobre la Roca, con Jesucristo?                                                                                         


En esta enseñanza hablaré de la hombría como un estado sacerdotal en desuso que tenemos que recuperar tanto los hombres como las mujeres trayendo el cielo a nuestro matrimonio. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:


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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.

2 comentarios:

  1. Creo que el ser humano puede mostrar su peor versión de el mismo.Sin embargo, cuando el Espíritu Santo interviene te alumbra los ojos.

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  2. Así es... gracias por tu apoyo y bendición

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