16 de abril de 2019

DAR DE BEBER AL SEDIENTO.EL AMOR EN ACCIÓN.





DAR DE BEBER AL SEDIENTO, EL AMOR EN ACCIÓN






Lo difícil de llevar este tipo de tema a las personas, consiste principalmente en la ambigüedad de enseñar la diferencia de dar de comer al hambriento y traer de beber al sediento, pues ambas expresiones comprometen la necesidad integral del ser humano, pero entendiendo que solo Dios es el único que va a suplir todas estas carencias que el hombre adquirió en el momento de abandonar el gobierno del Padre Celestial en el Edén. En el diseño original de Dios, esto no existía, es decir el hambre y sed de Dios, pues al mantener esa relación tan estrecha el hombre con el Creador, él suplía todo, al ser expulsados del Paraíso, comenzaría esa decadencia que en el caso de Adán le duró novecientos treinta años, hasta que él murió; pero nosotros no tenemos ese tiempo sobre  todo aquellas personas carentes del amor, misericordia, gracia y verdad de Jesucristo que sí hoy se mueren, jamas serán saciadas de su sed y hambre de Dios.

¿Cuál es entonces la diferencia entre tener hambre y estar sedientos de Dios?

Para poder dar respuesta me debo de remitir a hechos científicos para tratar de explicarlo. Según lo dicho por el Doctor Alan Lieberson que escribió en Scientific American: “La duración de la supervivencia sin alimentos está fuertemente influenciado por factores tales como peso, variación genética, salud, y presencia o ausencia de deshidratación” por lo tanto el ser humano puede durar entre dos o tres días,  máximo sin beber agua, mientras que puede pasar entre tres o cuatro semanas sin comer.

Entonces,  la diferencia radica en la urgente necesidad de estar hidratados por esa gracia, misericordia, amor y verdad que solo Dios nos puede proporcionar.
El Profeta David era un experto en este tema, pues durante muchos años estuvo viviendo en el desierto tratando de huir de las manos de Saúl, este no solo era el Rey de Israel sino que también era su suegro, pero sentía un profundo celo y envidia por David por lo cual procuró siempre que pudo, matarle. En cierta ocasión posiblemente en la Cueva de Adulam, después de observar la matanza del sacerdote Ahimelec y toda su familia  David pronuncio el Salmo:

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”
Salmos 42:1-2 RVR1960



Según los biólogos, el sonido producido en los ciervos (no confundir por favor con el Siervo, esta es una persona dispuesta a servir), se llama “Bramido” y sale desde su estomago y como no poseen cuerdas bucales hacen vibrar su traquea de tal manera que el sonido llega a escucharse hasta en ocho kilómetros a la redonda. Bajo esta perspectiva, ¿tú clamor delante  de  Dios por la deshidratación, hasta dónde llega? Es más, leyendo entre lineas ¿Alcanzas a escuchar los bramidos, clamores o sonidos de todas las personas qué te rodean sedientas de Dios?

Pero,  para tener esta  sed de Dios, debemos de permanecer en una especie de “desierto”,  donde constantemente nos estamos dando a los demás, de tal manera que nos deshidratamos fácilmente, como cuando nos dolemos por el malestar social, o corrupción actual pero hacemos nuestra parte dentro de este sistema, tratando de llevar el Evangelio a los demás. En el Sermón del Monte Jesucristo enseñó:

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.”
S. Mateo 5:3-6 RVR1960









Por eso la respuesta de Dios al sediento es:

“Te ruego, Dios de mi vida, que de día me muestres tu amor, y que por la noche tu canto me acompañe.”
Salmos 42:8 TLA

Con esta expresión de amor, a la verdad es imposible no enamorarse de Dios, pues él lo hará y además te va a cantar de noche, en medio de tus problemas y dificultades, por eso el resultado de recibir la hidratación divina es:

“¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Solo a él alabaré!”
Salmos 42:11 TLA

Dios está en control de todo lo que sucede a tu alrededor, pero desea que seas tú el vaso comunicante de su amor a todos aquellos que hoy están buscando su presencia. Sí tú ya fuiste saciado y estas hidratado, ¿Qué estás esperando para llevarle la Palabra de Dios, el Nuevo Testamento de Cristo a todos los sedientos de la tierra? ¿Vives en una constante deshidratación, qué debes de permanecer en la presencia de Dios?



Por último recordemos las palabras de Jesucristo a la samaritana:

“Jesús le respondió: —Tú no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida.”
Juan 4:10 TLA

Acerquemos a Jesucristo,  pues su agua da vida, hagamos lo mismo a todos aquellos que están sedientos, sin importar de donde sea su procedencia o cuál sea su creencia  actual, todos los seres humanos lo necesitamos: “No sabemos lo que Dios quiere darnos”.
  
En esta semana estaré trayendo el amor en acción hacía los demás, explicando bajo mi perspectiva la gran comisión, dándonos  a otros tal como Jesucristo nos enseño, dando de beber al sediento. Sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti

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