5 de abril de 2019

EL PODER QUE HAY EN MI.





EL PODER QUE HAY EN MI









Cuenta la narración bíblica en el Génesis que había un hermoso joven, más bien malcriado e imprudente ante los comentarios de sus hermanos delante sus papás, llamado José;  poseía un don divino de sueños e interpretación de  los mismos, sumado a lo anterior él era el preferido entre 11 hermanos por parte de  Jacob, tal fue así, que la Biblia nos narra que tenía una túnica especial de colores. Cierto día, después de contar públicamente dos sueños delante de toda su familia, sus hermanos ya hasta el gorro del muchachito, conspiraron para matarle, pero en el último momento uno de ellos, sugirió venderlo a unos esclavistas egipcios. Pasó por la casa de un oficial egipcio y fue nombrado administrador, luego estuvo en la cárcel donde también ocupo el mismo cargo, para terminar siendo Gobernador de Egipto, segundo al mando después el Faraón.

José, llegó a este alto cargo después de interpretar los sueños al rey y vaticinar siete años necesarios de recoger cosechas y almacenar para luego pasar el mismo periodo pero de escasez, falta de provisión y hambre.

Cuando llegó este último tiempo de escasez, Jacob reprendió a sus hijos por no conseguir nada que comer, dándoles la orden que fueran a esas tierras lejanas  egipcias para conseguir por medio de la compra o del intercambio lo necesario para poder sobrevivir, cuando los hermanos de José se presentaron delante de él, no lograron identificarlo pero él si, y sin dudarlo en un solo momento les atendió bien a pesar de su anterior historia, cuando le vendieron a unos esclavistas. Pero lo más sorprendente de esta primera intervención es que además les dio una medida rebosante, abundante y lo que les había cobrado, se los devolvió sin que estos se dieran cuenta dentro de los mismos sacos de provisiones:

“Después ordenó que les llenaran de trigo sus sacos, y que pusieran en los sacos el dinero que habían pagado. También ordenó que les dieran comida para el viaje. Una vez hecho esto,”
Génesis 42:25 TLA

La historia no termina aquí, tiempo después cuando volvió a escasear la comida en Canaan, volviendo a regañadientes delante de José para comprar más. Pero su papá Jacob que entendía el proceso de honra, siembra y cosecha, estando advertido por la situación anterior y que debía de enviar al  único hijo que le quedaba de su amor Raquel, Benjamín hizo:

“Ante esto, su padre no tuvo más remedio que aceptar: —Pues si no hay otra solución, llévense a su hermano y vuelvan ya a donde está ese hombre. Pero hagan lo siguiente: Llenen sus sacos con los mejores productos de nuestro país para regalárselos. Llévenle bálsamo, un poco de miel, algunas especias, y mirra, pistachos y almendras. Lleven también una doble cantidad de dinero, pues tienen que entregar el que les devolvieron en sus sacos. Tal vez lo pusieron allí por error.”
Génesis 43:11-13 TLA



Pero cuando ellos otra vez estaban delante José,   volvió a ocurrir  lo mismo,  él les preparó una media rebosante y con el dinero pagado por el trigo, les atendió en su casa y se desenmaraño todo este asunto:

“Más tarde, José le ordenó al mayordomo de su casa que llenara los sacos de sus hermanos con todos los alimentos que cupieran en ellos, y que en cada uno de los sacos pusiera el dinero que habían pagado por el trigo. También le ordenó que en el saco del más joven pusiera, además del dinero, su copa de plata. El mayordomo lo hizo así,”
Génesis 44:1-2 TLA


En muchas ocasiones no somos consientes de lo bendecidos que somos por parte de Dios, pero él nos promete lo siguiente:

“Denles a otros lo necesario, y Dios les dará a ustedes lo que necesiten. En verdad, Dios les dará la misma medida que ustedes den a los demás. Si dan trigo, recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tengan que ir a buscarla.”
Lucas 6:38 TLA

Pues, tenemos que aprender a darnos a nuestros prójimos como sí sirviéramos al mismo Jesucristo; pues es lo que él espera que hagamos. Entonces, no damos ofrendas para torcer el brazo de Dios, quizás con estos fondos económicos se aporta otras misiones. Entregas  tus diezmos sabiendo que con ellos se  paga el sueldo al pastor y se mantiene financieramente la Iglesia (tranquilo si no lo hace, Dios se encarga de hacerlo). Das de comer al hambriento, pues tal vez le estás dando al propio Jesucristo, vistes al desnudo porque comprendes que también es una persona que necesita de Dios tal como tú lo necesitas y él te protege. En fin, la ley de la siembra y cosecha en injusta, pues tú das diez y Dios te devuelve al ciento por uno, por treinta y hasta el sesenta más. 

“Prestarle al pobre es como prestarle a Dios. ¡Y Dios siempre paga sus deudas!”
Proverbios 19:17 TLA

Entonces, ¿Cuál es el poder que hay en mí? Este poder es aquel que me permite manifestar el amor, la gracia y misericordia de Dios todos los días delante de hombres y por ello voy a recibir por así decirlo el doble, por ese mismo poder que está en mí. Por lo tanto, no creo en la suerte, creo en las consecuencias de mis actos, tampoco creo en el karma, vivo la cosecha de todo aquello que he sembrado, pues reconozco que en mí está el poder de la vida o de la muerte:

“Cada uno recibe por sus palabras su premio o su castigo. La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias.”
Proverbios 18:20-21 TLA

Yo mismo puedo gastarme muchas hojas contando uno tras otras los testimonios tan tremendos de toda la provisión con  la cual Dios siempre nos ha sustentado, es más hace poco hablando esto con mi esposa, ella me recordó que nunca hemos recibido lo justo, en comparación a lo que hemos dado, pues siempre Dios ha provisto de manera sobreabundante, tal que ni siquiera podemos decir que él nos devolvió el doble, el triple o hasta en un porcentaje llegando a un mil por ciento. Aun cuando hemos tenido que “perder” en pleito judiciales, Dios nunca nos ha enviado con las manos vacías.

Tenemos por lo tanto que aprender a dar los demás como sí le estuviéramos dando a Dios, pues él es quién da la provisión necesaria, justa y remecida.


En este estudio, trataré de enseñar el poder que hay en nosotros, para hacer el bien o el mal, pero por ello siempre obtendremos los resultados de nuestras acciones,  sí te gusto este escrito y quieres leerlo completo, entra en la web y lee otros estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:




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Dios te bendiga y traiga revelación a tu vida de la Mentalidad de Cristo que ya está en ti






  

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