30 de septiembre de 2019

¡LO QUE DIGO, ESO HAGO!

¡LO QUE DIGO, ESO HAGO!

La integridad, la esencia de la confianza.




Todas mis acciones, hablan de mi. En esencia, todo ese conjunto de gestos y de movimientos, certifican todo aquello que hay en mi corazón. Ya me podré vestir de piedad, que sí  en mí corazón solo hay maldad, esto manifestaré, por lo tanto, mis hechos hablarán más que mis palabras. El no ser integro, es tener una mente dividida y al final, acarrea graves y terribles consecuencias.

“»Pero, ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: “Hijo, ve, trabaja hoy en la viña”. Y él respondió: “No quiero”; pero después, arrepentido, fue. Llegándose al otro, le dijo lo mismo; y este respondió: “Yo iré, señor”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», respondieron* ellos. Jesús les dijo*: «En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes. Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle.”
Mateo 21:28-32 NBL

En muchas ocasiones, hemos dicho la importancia de vivir con autoridad y fe, a la par que hemos hablado  qué, nuestras palabras tienen poder. Jesucristo nos dijo que el tamaño necesario de la fe, era semejante a un grano de mostaza, tan solo para mover montañas, porque en realidad no se trata del tamaño de la fe, se trata de tenerla. A nuestro alrededor, tenemos personas buscando ser saciados por Dios, es más, ellos saben que tu, asistes a la iglesia y que dices creer en Dios, pero no ven en ti, los milagros, los prodigios, las señales que realizó Jesucristo, mucho menos, en el peor de los casos, ni les has hablado de ese amor incondicional de Dios, que llevó a Jesucristo a morir en la Cruz del Calvario.

Teniendo en cuenta la fe y el poder de las palabras, por más que declaremos, decretemos, confesemos y hasta hagamos votos o promesas, si no hacemos y actuamos coherentemente y en consecuencia de esas palabras, nunca, pero nunca nada sucederá. 

Hace unos cuantos meses atrás, escribí acerca de las manifestaciones que podemos hacer de la fe, por ejemplo: la fe en Dios; la fe transpirada; una fe pretenciosa; una fe que mueve montañas; una fe práctica; una fe personal e intransferible. Todos estos estudios están publicados en el mes de Marzo/2019. Te invito a leerlos y a reflexionar sobre cada uno de ellos, para que puedas entender quizás, como debes de enfocar tu fe en Dios y vivir íntegramente, tanto como vivió Jesucristo, nuestro modelo a seguir.

Pues, lo queramos o no, nuestra vida estará sujeta a lo que hacemos, y no por lo que decimos. Me gusta estar en un puerto y ver zarpar un crucero, me gusta mucho oír cuando activan las bocinas de despedida…Pero me queda grabada en la mente la estela que hacen las turbinas cuando salen por la bocana del puerto y como van rompiendo el mar en calma que esta alrededor de el. Puede que este ejemplo te lleve a replantearte:

Con tus acciones, ¿qué estela estas dejando a tus futuras generaciones?

Recordemos que somos el fruto de todo lo que hemos visto hacer a nuestros papás, tanto en lo bueno, como en lo malo. Por lo tanto, ¿deseas qué tus hijos, sigan tu mal ejemplo?

Vivir de manera correcta es bueno y aconsejable, pero hay cristianos que por no hacer lo malo, exactamente ¡no hacen nada!, ni siquiera su inacción es de buen ejemplo. Hablan del amor de Dios, pero nunca salen a evangelizar, solo lo utilizan como tapadera. Hablan en su pequeño circulo religioso eclesiástico de Jesús en sus corazones, pero no conocen a Jesucristo que vive con poder y autoridad, gobernando desde lugares celestiales. Esto, solo por citar algunos ejemplos.

Recordemos lo que dijo el Apóstol:

“A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.”
Santiago 4:17 NBL

El hecho que hablemos y no hagamos conforme a nuestros dichos, evidencia posiblemente, falta de compromiso y desde luego de carácter, por eso hago tanto hincapié en la necesidad de renovar nuestra mente, pasando de una mente natural, a manifestar la Mente de Cristo, que ya está en nosotros, pues Jesucristo fue el mayor exponente de la integridad.

Refleja tú integridad. Refleja a Cristo tanto en tus palabras como en tus acciones.




Decide hoy, no solo creer en Dios, sino también creerle a Dios. Decide ser integro y obediente, glorificando Su Santo nombre.  

Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.


En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti

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