21 de septiembre de 2019

¡ESTAMOS CONSAGRADOS!



DÍA15 
PLENITUD DEL SERVICIO. 
¡ESTAMOS CONSAGRADOS!

No hago nada, fuera de este mundo.





Durante estos 21 días haremos  esta serie de enseñanzas, comprometiéndote voluntariamente a leer la Palabra de Dios, meditar en ella, construir y reconstruir los muros caídos, tomar la una frase de fe y aferrarnos  a ella como clavo ardiente y por último ayunar, para lograr un objetivo común, lograr la extensión del reino de Dios a través de la Plenitud del Servicio. 

Día 15:

“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.”
Efesios 2:8-10 LBLA

“Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos,”
Hebreos 2:11 LBLA

“Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra.”
2 Timoteo 2:21 LBLA

En ocasiones nuestra inocencia nos lleva a pensar inadecuadamente. En algún momento llegue a considerar que yo estaba consagrado para servir a Dios, como parte del método de intentar pagar todo lo que él hizo por mí. 

Por eso es fácil confundirse al hablar de consagración, pues no es un favor que le hacemos a Dios. Es típico olvidarnos que ha sido Dios quien nos consagró. Dios nos separó con un fin mayor. Dios nos santificó para que vivamos apartados viviendo Su propósito en nosotros. Por eso Dios lo ha hecho y lo preparó desde antes de la fundación del mundo, destinándonos para que estemos consagrados para él. 

Reflexionemos:

¿Tiene tu vida un sentido claro y una esperanza sublime?

Si estamos consagrados a Dios, viviendo conforme a Sus propósitos, poniendo a Dios en el lugar que le corresponde, deberíamos  de tener un sentido claro en la vida, la cual nos llevará a vivir esa esperanza sublime.

Acaso ¿puedes dar lo que no es tuyo?

Rotundamente no. Nadie puede consagrar lo que no tiene. No puedes apartar los dones de tus hijos para la evangelización, en todo caso esa será la parte que les corresponde a ellos. No puedes ministrar el alma de un quebrantado con los cánticos de otros, será tu compañía, tu abrazo, el saber escuchar lo que ayudará a recomponer esa alma.

Dios nos hizo, pertenecemos a su creación. Dios nos redimió por medio de la Sangre de Cristo (acto de volver a comprar, lo que ya te pertenece). Por lo tanto, ha sido él quien nos ha consagrado.

Reconozcámoslo, vivamos una vida consagrada a él, sirviendo en la extensión del reino de los Cielos, llevándole la esperanza al perdido.  



Construye y reconstruye: revisa cada área de tu vida, dándole el gobierno absoluto a Dios.

Frase de fe: Dios me consagró. Dios me separó. Viviré con el estilo de vida que él me dio.


Ayuno: si decides ayunar hoy, pon en tú corazón, la oración y el clamor para entender tu parte en la extension del reino de Cielos.


Comparte este post, permite que otros se beneficien de la bendición de leerlo, quizás están buscando el Camino y esta sea la forma de encontrarlo a él. Pues #hechos29laobrainconclusa es una realidad.


En esta enseñanza,  hablaré acerca  de mi identidad como hijo de Dios. Sí quieres otros artículos completos, entra en la web y lee los estudios allí publicados, compártelo y suscríbete:



DÍA 15. PLENITUD DEL SERVICIO.
¡ESTAMOS CONSAGRADOS!




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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti



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