16 de septiembre de 2020

DEVOCIONAL CRISTIANO - MI TRABAJO, ME DIGNIFICA

 

DEVOCIONAL CRISTIANO

MI TRABAJO, ME DIGNIFICA

 

 

 

 

 

Acaso, ¿este menester es menos que barrer?

 

 

 


 

 

 

                                       HOY son muchos los que consideran que un predicador, apóstol, misionero o pastor son unos meros charlatanes, llenos de grandilocuentes discursos y que se aprovechan de las ofrendas eclesiales solo para engordar sus bolsillos. En muchos casos y con vergüenza ajena, deberé reconocer que, si es así, pero no todos tenemos que estar en el mismo costal o saco, muchos con esfuerzo y tenacidad, sacrificio familiar, y una larga lista de posibilidades, ocupan y están en los sitios en los cuales han sembrado y hoy cosechas sus labores.

 

Hoy quiero traer esta gran verdad: la profesión de Teólogo es por antonomasia, una carrera para fracasados, matizo mis palabras: el ser humano busca respuestas de la vida, pero en su afán de hacerlo rápido y sin mayor esfuerzo, se escudan o soportan en otros seres humanos que están por la misma labor, cuando él único que puede dar respuestas a los interrogantes de la vida, es el mismo Dios, por medio de una única e intima comunión con el ser humano. De ahí en adelante, todo es mentiras y religiosidad. Por lo tanto, como teólogos, nunca podremos resolver nada… solo podremos mostrar puertas y enseñar a como resolvimos (si es que lo hicimos en alguna situación) y esperar que cada cual decida. Así que, el trabajo dignifica y si porque no, podríamos merecer estar en el lugar que estamos.

 

“Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y te irá bien”

Salmo 128. 2 DHH

 


El zapatero remendón, que con su pegamento e hilo vuelve a dar vida a unos zapatos, es digno en su profesión y merece comer diariamente. El barrendero, con su escoba y bidón, limpia las calles por las cuales tu y yo paseamos, es digno de llevar un plato de comida a casa. Entonces, ¿por qué los ministros de Dios, no somos dignos, ni reconocidos? ¿por qué se nos juzga y critica cuando solicitamos ofrendas a la congregación, libre y voluntariamente conforme han progresado?  

 

 

“Después les dijo: «Miren, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alimento”

Génesis 1. 28 DHH

 


Esa idea idílica que sugiere que Adán no hacía nada, debería desaparecer de nuestras mentes. Los árboles frutales que existen se tienen que sembrar y cosechar… si sembramos nada, eso cosecharemos, por lo tanto, nada comeremos.

 

Si el trabajo dignifica, hagamos todo como para Dios. El trabajo nos proporciona el llevar bienestar a casa, hagámoslo con excelencia. Busquemos a Dios aún con nuestros más sencillos actos.

 

 

 

 

MI TRABAJO, ME DIGNIFICA

 

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.

 

 

 


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