3 de enero de 2020

¡NO ME MENOSPRECIES!

UN ENCUENTRO CON MÍ PROPÓSITO:


¡NO ME MENOSPRECIES!




Aunque  sea joven, Dios me va a utilizar.









Quizás,  una de las historias más rocambolesca en la Biblia es, la vida de José. Dios, tenía todo perfectamente controlado y orquestado, solo faltaba confiar que José comprendiera que esa dura escuela de vida, formaba parte del propósito celestial. Consideremos, si somos nosotros los que tuviéramos que pasar por los malos gratos que él vivió, no hubiéramos llegado a ser primer ministro en Egipto  como lo fue José.

“No obstante, José insistió: —¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: —Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas.”
Génesis 45:4-5 NVI







La envidia provocada por la imprudencia de José, despertó en sus hermanos mayores una comprensible y aberrante sentimiento de odio. José fue insensato con sus palabras inclusive delante de sus papás. Ellos, tramaron la muerte de José, pero en el último momento decidieron venderlo como un esclavo. Todo lo que habló José, tuvo el respaldo de nuestro Dios, por ello, llegó a ser el administrador de Potifar. Acusado de abuso sexual e intento de violación, estuvo en la cárcel, allí también él fue su administrador. Y cuando conoce a Faraón, llegó a ser su Primer ministro. José se mantuvo firme en su fe en Dios. ¿Podemos imaginar las veces que José deseó tirar la toalla?¿Podemos imaginarnos en sus zapatos, todos los días queriendo salir de aquel infierno y reclamando las promesas bíblicas? ¿Cuántas veces José le reclamó a Dios, ¡por qué yo, Señor!? 







José comprendió cual era su propósito. Él en profunda intimidad con Dios, en estrecha relación con el Creador, pasó las noches enteras,  buscando de Su presencia, mientras que de día, hacia sus tareas con excelencia, aprendiendo a ser una persona de honra y un buen administrador. Dio lo mejor  de sí, tanto para con Dios, como para con los hombres, pues el objetivo celestial, era ser el proveedor mundial y sustentador de alimentos.

“Por eso Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto.”
Génesis 45:7-8 NVI

Confiemos en Dios, vivamos  conforme a Sus propósitos, porque no sabemos, realmente para qué Dios nos tiene en este lugar.

¡NO ME MENOSPRECIES!

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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.


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