DEVOCIONAL CRISTIANO
UNAS BUENAS PALABRAS
El que tiene oídos para oír, oiga.
EL enseñar por medio de historietas, es más común de lo que imaginamos, porque pedagógicamente cada persona asimila dicho cuento con su problema y así busca su propia solución. Por otra parte, el maestro tiene otra enseñanza que está oculta entre líneas y es exclusiva para aquellos que han logrado conocer el corazón de quien enseña.
En la Biblia, el método de enseñar por medio de las parábolas está casi desde el mismo Génesis hasta el Apocalipsis, pues con ellas, cada cual encuentra la manera de vivir su vida e historia, pero Dios, tiene una enseñanza más profunda que contar sí estamos dispuestos, a buscar la revelación de Su corazón.
“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno”
Mateo 13.8 RV60
Este versículo, hace parte de la colección de parábolas y dichos de Jesucristo, lo que en la Iglesia Primitiva se conocía como la Testimonia de Jesús. Acaso, hoy por hoy ¿alguien no ha escuchado la parábola del sembrador y le ha dado su propia interpretación y enseñanza? Podríamos decir que, aquellos quienes se mantienen firmes en la fe y se levantan fácilmente después de caer o equivocarse, las palabras de Dios, han crecido sanamente. Sin embargo, para aquellos que aún estamos luchando por agradar a Dios y hacer Su voluntad, podríamos entender, que parte de esa buena palabra de Cristo, en nuestros corazones ha caído en terreno que le hace falta ser abonado y tratado efectivamente.
“Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra”
Mateo 13.5 RV60
El problema surge, cuando la religiosidad nos exige y dice: “un cristiano, es puro al 100%” y, si porque no debería ser así. Sin embargo, la realidad es otra; podemos ver personas que hoy viven el primer amor con Cristo, se comen el mundo pero ante el primer problema abandonan temporalmente la fe, también nos encontramos con niños que al pasar a la juventud, rechazan temporalmente la fe en Cristo. Acaso, ¿tenemos autoridad para juzgar a estas personas? La religiosidad actúa en ellos, pero también en nosotros al criticarlos, porque se nos olvida la soberanía de Dios. Él, dispondrá todo para que la semilla crezca sanamente produciendo los frutos necesarios, sin embargo, si el corazón del ser humano no está preparado, el Señor permitirá un corazón duro como roca, hasta que esté se ablande y este dispuesto para dar la cosecha necesaria.
“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”
1 de Corintios 3.6,7 RV60
¡Sigamos sembrando la semilla del Evangelio de Cristo!
¡Hagamos el bien, Dios se encargará del resto!
UNAS BUENAS PALABRAS
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Dios te bendiga y traiga revelación a tú vida de la Mente de Cristo que ya está en ti.
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