LA COMPARACIÓN
Yo soy digno hijo de Dios y no vale la pena las
malas comparaciones.
UNO de los métodos utilizados
para calificarnos es por medio de la comparación. Esa acción comparativa, nos convierte
en competitivos y sí sabemos enfocar adecuadamente esa sana rivalidad que se genera,
lograremos objetivos insospechados y será un motor de empuje para el resto del equipo
que solemos conformar. Esta dinámica laboral es aplicable en todos los entornos
que tenemos por ejemplo, en la casa, en el trabajo propiamente dicho, en la iglesia,
en el estudio…en fin, sabemos que la lista es enorme. El problema surge, cuando
el ser humano se vuelve egoísta, acto muy común, y comienza a tener una rivalidad
comparativa enfermiza, la cual conduce a menospreciar e infravalorar al resto
de los seres humanos. Dentro de la pedagogía de Jesús de Nazareth, hizo uso de parábolas
comparativas para llegar, justamente de manera inocente, a las personas que tenían
un corazón dispuesto y enseñable. Estas características suelen estar ausente en
la mente religiosa sesgada de aquellos que anteponen sus creencias personales
antes que la voluntad de Dios.
“Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña,
la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos
labradores, y se fue lejos.”
Marcos 12. 1 RV60
En esta etapa de Jesucristo de camino a la Cruz
se va a encontrar enseñando no solo a sus discípulos, también lo hará con
aquellos que mañana serán sus verdugos. Si como seres humanos nos tenemos que
comparar deberíamos de hacerlo contra el ejemplo que nos dejó Jesús de Nazareth.
Recordemos que él fue 100% humano, 100% Dios. Justamente apelamos a la parte
humana de Cristo para intentar llegar a la estatura que él nos dejó plasmado en
cada uno de los Evangelios.
“Y a su tiempo envió un siervo a los
labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña.”
Marcos 12. 2 RV60
Hoy somos nosotros los que estamos en la viña
de Dios. Hoy administramos tanto física como espiritualmente hablando la creación
de Dios. Todo lo que Dios nos dio, ¿qué vamos a hacer con ello? ¿lo vamos a
potencializar y con ello ayudar a la extensión del reino de Cristo? O todo lo contrario,
¿seremos una piedra de tropiezo para Dios como para el resto de la humanidad?
Dios te bendiga.
LA COMPARACIÓN
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