TENED FE EN DIOS
Todo lo que decimos tendrán consecuencias directas en nuestras vidas.
EL santo Job dijo: “lo
que me temía eso me aconteció”. Seguramente, después de pensarlo, él tuvo que pronunciarlo.
Tener fe en Dios, es una decisión que se ha de tomar a diario y en cada momento
de nuestras vidas. Job había tomado la tradición de presentar un sacrificio a
Dios bajo el supuesto de: “sí sus hijos habían pecado”. ¿Cuántas veces actuamos
por considerar bajo supuestos o sospechas?
O, ¿Cuántas veces decimos y decidimos
actuar y no somos conscientes de lo que hacemos y de lo que decimos? Lo que debemos
saber es: quién inocente peca, inocentemente se condena. Tener fe en Dios
implica comprender que todo lo que decimos, conlleva sus frutos. Por lo tanto,
si bendecimos, veremos los frutos de la bendición. Por otra parte, si maldecimos,
conoceremos desgraciadamente los frutos de las maldiciones en nuestras vidas.
“Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que
maldijiste se ha secado.”
Marcos 11. 21 RV60
Existen seres humanos que tienen la mala costumbre
de maldecir por todo. Maldicen en sus
casas, maldicen en sus trabajos, maldicen en la prosperidad, pero tarde o
temprano, tendrán que rendir cuentas de todo aquellos que expresaron. No pretendo
con este escrito que los cristianos estemos hablando siempre con la textos bíblicos
para todo, aunque sinceramente yo lo hago; pero por algo el Apóstol Pablo dijo:
hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales,
cantando y alabando con vuestro corazón al Señor. Cristo reclamó un fruto
a un árbol que aparentaba estar listo para servir, pero que solo era hojarasca.
Cuidemos de no ser hoy nosotros solo unos buenos hablados cuando estamos en la
iglesia y entre semana, solo maldiciones salen de nuestra boca. Es decir, no
seamos hojarasca.
“Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.”
Marcos 11. 22 RV60
Tener fe en Dios implica hablar con sabiduría y
entendimiento. Tener fe en Dios significa que hemos dejado una manera insalubre
de vivir y nos hemos aferrado a la fe en el Hijo de Dios. No podemos descartar
la utilización de maldecir algo para que esto deje de producir malos frutos en
nosotros. Por ejemplo, yo constantemente le pido a Dios que él maldiga en mi
vida los miedos e inseguridades que en ocasiones hacen que grite a mis hijos, pues
Dios es el único que puede maldecir y definitivamente, esas manifestaciones de
la frustración son contraproducente para mi matrimonio, hijos y hogar. Recalco,
le pido a Dios que maldiga él en mi vida todo aquello que afecta a los demás,
mi relación con ellos y finalmente el vínculo de amor con todos los demás. Seamos
pues, sinceros con Dios y con nosotros mismos, quitemos de nuestra mente y
boca, palabras de nos maldicen y ponen en evidencia a todos los que nos rodean;
seamos pues, agentes de cambio y no mensajeros de malas noticias con todo lo
que decimos, decidimos y actuamos.
Dios te bendiga.
TENED FE EN DIOS
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